sonria, mañana puede ser peor

lunes, 16 de agosto de 2010

El labrador y la viejecita

Un labrador lleva su camioneta al mecánico para que se la arreglen. Como no iban a poder repararla enseguida, decide volver andando a su granja, que no quedaba lejos.

Antes de salir del pueblo, se detiene en la ferretería a comprar un cubo y un b
ote de pintura.
Luego pasa por la carnicería y compra 2 pollos y un pedazo de cordero. Pero al salir de la carnicería, se da cuenta de que tenía un problema: cómo
llevar a su casa todo lo que había comprado.

Mientras se rasca la cabeza, se le acerca
una ancianita, quien le dice que está perdida, y le pregunta:
-- ¿Me podría decir cómo puedo llegar a la granja de los Rodríguez?

El hombre le contesta:
-- Bueno, en realidad mi granja está muy cerca de la de ellos. Con mucho gusto la acompañaría hasta allí, pero no sé como puedo recorrer todo ese camino llevando conmigo estas cosas que he comprado.

La anciana le dice:
-- ¿Por qué no pone el bote de pintura dentro del cubo, agarra éste con una mano, se pone un pollo debajo de cada brazo y lleva el cordero con la otra mano?
-- ¿Sabe que tiene razón?, -le contesta el hombre, y empiezan a caminar. A los cinco minutos, el hombre le dice:
-- Será mejor que echemos por un atajo que pasa por ese monte. Así nos ahorramos un montón de
camino.

La vieja lo mira cautelosamente y le dice:
-- Yo soy viuda, y no tengo un marido que me defienda. ¿Cómo sé que usted, cuando entremos al monte, no me va a poner contra un árbol y me va a violar?

El hombre le contesta:
-- ¡¡Por Dios santo, señora!! Llevo encima un cubo, un bote de pintura de 5 litros , dos pollos y un cuarto de cordero. ¿Me quiere decir cómo hago yo para ponerla contra un árbol y violarla?

A lo que la viejecita responde:
-- Ponga el cordero en el suelo, tápelo con el cubo,
ponga la pintura encima del cubo y yo le sostengo los pollos

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