Cuatro amigos habían estado yendo juntos de acampada un fin de semana durante muchos años. Dos días antes de que el grupo partiera, la esposa de Pepe le dijo que él de ninguna manera iría al campamento. Los amigos de Pepe estaban desolados, muy molestos con tan terrible noticia, pero nada podían hacer. Dos días más tarde, los tres amigos llegaron al campamento y se dieron con la sorpresa de encontrar a Pepe, con la tienda levantada, una nevera repleta de cervezas en hielo, una buena cantidad de leña y la cena casi lista.
- ¡Vaya, vaya, hombre! ¿Cuándo llegaste y cómo hiciste para convencer a tu mujer que te dejara venir?
- Os cuento. Anoche estaba yo sentado en el sofá viendo la tele, cuando mi esposa apareció por mi espalda, me puso sus manos sobre mis ojos y me dijo:
- ¿Adivina quién soy?
Retiré sus manos y vi que sólo llevaba un camisón nuevecito, perfumado y transparente.
Ella tomó mi mano y me llevó al dormitorio, que estaba iluminado solo por velas y tenía pétalos de rosa por todos lados. En la cama, ¡ella había colocado esposas y cuerdas! Me dijo que la atara y la esposara a la cama, y, cuando terminé de atarla, ella me dijo:
- Ahora, ¡haz lo que te dé la gana!
- Y... ¡¡¡Aquí estoy!!!
JAVIER
Di que si , con un par, jejejejejeje
ResponderEliminarholas me pase a decirte q te agradezco q hayas pasado por mi blog,te deseo lo mejor en estos días y pues espero q sigas siguiendo a SANAMIA:)un besote enorme:)♥
ResponderEliminarUna mujer que te diga: haz lo que te de la gana... Si claro, y papa noel existe.
ResponderEliminarEstos hombres, que mal llevan lo de las indirectas. Besos.
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