Cuanto me quieres, me preguntó.... mi amor no tiene medida, según lo siento lo regalo a la persona que amo, sin darme cuenta que no recibo nada a cambio.
Es fácil regalar caricias, besos, pero no es tan fácil sentir que se te va el alma en cada uno de ellos.
Cuanto me quieres volvió a preguntar...con toda el alma, respondí entrecerrando mis ojos.
Sentí un cálido beso en mis lábios y su mano en mi mejilla. Fué un beso tan suave, tan lleno de amor, que todavía me inquieta recordarlo.
Esa noche dormí abrazada a su cuerpo, felíz, completamente felíz de sentirle a mi lado.
Llegó la mañana y dos lágrimas recorrieron mi cara.
La felicidad se convirtió como siempre en soledad, mi amor ya no estaba, cerré los ojos y quise seguir soñando, pero las lágrimas no me dejaban.
¿Donde estás amor? ¿Por qué no estás a mi lado?
La respuesta era bien sencilla... no existia.
Tendría que esperar a la noche y con un poco de suerte volveria en mis sueños.
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